¡Santo Apóstol, San Judas fiel
siervo y amigo de Jesús! El nombre del traidor que entregó a tu amado
Maestro en las manos de sus enemigos, ha sido la causa de que tú hayas sido
olvidado por muchos; pero la Iglesia te honra e invoca universalmente, como
el patrón de los casos difíciles y desesperados. (Percinarse)
Ruega por mí. Estoy sin ayuda y
tan solo. Haz uso, te imploro, del privilegio especial a ti concedido, de
socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza.
(Percinarse)
Ven en mi ayuda en esta gran
necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis
necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí su
petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos
por siempre. (Percinarse)
Prometo glorioso San Judas, nunca
olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como a mi especial y
poderoso patrono, y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para
fomentar tu devoción. (Percinarse)
Amén. (Percinarse)
Por gracia recibida.
Santoral, 28 de Octubre.
|